En los tratados de Gestión Empresarial más recientes se ha hecho mucho énfasis en afirmar que el activo más importante de una empresa radica en sus propios empleados aunque, a veces, ciertos comportamientos de algunos gestores nos puedan llevar a la conclusión de que no es así.
Ironías aparte, lo que sí que es cierto es que el activo intangible más importante de una empresa es el talento de dichos empleados, es decir: el conocimiento que dichos empleados ponen a disposición de dicha empresa. Por lo tanto, la Gestión que hagamos de dicho Conocimiento condicionará el presente y el futuro de la entidad de que se trate, bien sea una empresa u otro tipo de institución.
En el presente curso, tenemos la intención de describir lo que se entiende por Conocimiento, en el sentido más amplio de la expresión, así como la forma de gestionarlo y protegerlo en el seno de una empresa.
Iniciaremos la exposición con un breve repaso histórico sobre cómo se ha ido gestionando el conocimiento a lo largo de la historia de la humanidad, sin pretender profundizar en los detalles.
También intentaremos justificar la importancia de su gestión y como salvaguardar dicho conocimiento como activo de vital importancia para el desarrollo y éxito empresarial.
Así mismo, intentaremos abordar cómo será el futuro de la generación, desarrollo, almacenaje y obsolescencia del conocimiento, con el fin de imaginar cómo deberá ser la Gestión del Conocimiento en un futuro inmediato, debido al condicionante de las nuevas tecnologías y, sobre todo de la digitalización.
La Gestión del Conocimiento que una empresa posee sobre su producto (o servicio), sobre los procesos de fabricación o sobre los procedimientos administrativos que maneje, es de vital importancia a la hora de salvaguardar los intereses de aquella frente a las empresas de la competencia. No se trata sólo de proteger las ideas de las patentes, marcas o modelos de utilidad, sino de todo el conjunto de factores que marcan la diferencia de sus productos con los de otras empresas competidoras.